En The Inker te proponemos una serie de consejos para que tatuarse en verano no signifique un problema:

1. El tiempo de curación de un tatuaje es entre una o dos semanas, dependiendo de su tamaño y la zona en donde se ha realizado. En todo caso, antes de un mes debería estar perfectamente curado.
2. Al acabar el trabajo se suele cubrir el tatuaje con un adhesivo transparente para evitar los roces, la sudoración y las infecciones, aproximadamente durante dos o tres días. Una vez quitemos el adhesivo, limpiaremos la zona con agua y jabón y secaremos minuciosamente el tatuaje para dejarlo completamente seco.
3. Aplicaremos una crema curativa de calidad. Suelen ser más caras que las cremas hidratantes y cicatrizantes habituales, pero merece la pena no escatimar aquí. Los buenos estudios de tattoo suelen contar con cremas profesionales específicas que ayudarán a acelerar la curación y evitar molestias y complicaciones.
4. En las primeras semanas procura evitar los baños en playa y piscina.
5. En la medida de lo posible, protege la zona con ropa, preferiblemente de algodón, para prevenir la sudoración y evitar cualquier picadura de insecto.
6. No te expongas al sol directamente, ya que puede afectar a su cicatrización y decolorar el tatuaje. En todo caso, usa protección solar de factores altos.
7. Evita quitarte las costras o descamaciones que se puedan producir en la zona del tattoo, pueden provocarte nuevas heridas y producir desperfectos en el tatuaje.
8. Durante las primeras noches, a la hora de dormir, protege el tatuaje para evitar roces.
9. Evita realizar deportes de contacto o esfuerzos de alta intensidad.
10. Si es posible, vuelve a tu estudio de tattoo, para que revisen la evolución y apliquen cuidados o curaciones en caso de ser necesario.